jueves, 2 de mayo de 2013

FESTIVAL DE ARTE Y CULTURA: ISLA DE KARABANE 01/04/2013

Como siempre a Núria y a mi nos atropelló el tiempo. Nos dormimos y tuvimos que hacer las mochilas y desayunar a contrarreloj. A la hora acordada estaba el set-place esperándonos fuera pero nuestro chofer no pudo venir y nos mandó a un colega que cubriría su servicio. De camino a Elinkine paramos en Mlomp.
Mlomp es la aldea más poblada de la zona. El pueblo está cogiendo cada vez más fama en el mundo turístico por sus majestuosas ceibas y sus casas de dos plantas. Aunque en el pasado no era raro ver una casa con una habitación en la segunda planta que servía de granero, las famosas casas de dos pisos que se pueden encontrar aquí, totalmente de tierra sin ninguna mezcla, están inspiradas en modelos europeos. Surgieron a iniciativa de un nativo, antiguo soldado del ejército francés, quien tras la segunda guerra mundial decidió reproducir el modelo de viviendas europeas en su tierra, pero con materiales locales. Esas edificaciones únicas figuran desde el 2003 en el listado de Monumentos Históricos Nacionales.
 
MAISON D'ÉTAGE
 
Así pues pedimos permiso a los habitantes para entrar a verla y con muchísima educación aceptaron. La chica que se encargó de enseñarnos la casa se llamaba Serafín y vivía con sus hermanos y su abuela.
 
LA ABUELA Y EL HERMANO DE SERAFÍN

Después de repartir unos tangal (caramelos) entre los más pequeños de la familia nos pusimos en marcha de nuevo.
Al llegar a Elinkine nos dijeron que la piragua salió a las 10 de la mañana y que si queríamos coger la siguiente con los locales deberíamos esperar unas 5 horas a no ser que alquiláramos una para nosotros, cosa que efectivamente hicimos, porque para ellos como dice su lema de vida, la prisa mata, pero a nosotros lo que nos mataría sería semejante espera. Mientras llegaba la piragua que negociamos vimos como observaban unos chicos el árbol que reinaba la zona. Curiosamente en el árbol se podía ver una cara, tenía dos grandes ojos y una enorme nariz.
Una vez en la piragua el patrón se acercó a repostar gasolina y los niños que habían correteando por allí se sentaron en un muro a saludarnos. Paramos en un punto de control policial y nos revisaron los pasaportes. Todo estaba ok, ahora si disfrutamos de la brisa los 15 minutos de trayecto en la piragua. Justo en la orilla se encontraba el campamento Barrakuda donde habíamos reservado un día antes las habitaciones para pasar la noche. El gerente muy amable nos enseñó donde dormiríamos y nos mostró también al cocodrilo que tienen como mascota. Una lástima tener a ese precioso animal encerrado día tras día en un recinto de un metro por dos. Como animalista pensé en hacer una acción nocturna y liberarlo, pero me arriesgaba a perder manos y brazos en el intento y acabé desestimando la idea. Antes de comer salimos a dar un paseo por la isla. El sol lucía resplandeciente y el agua del mar estaba tranquila.
 
 
 
Por el camino nos encontramos con un niño que llevaba la comida en un recipiente en la cabeza. Quiso jugar un rato con nosotros y Alex estaba dispuesto a darle cancha a la criatura. Cuando apretó el hambre nos despedimos del pequeño y deshicimos el camino andado para volver al campamento a comer. Haciendo honor al nombre del campamento pedimos barracuda y arroz para todos. De aperitivo nos sirvieron unas berenjenas pochadas al horno...bueniiiiisimaaas!!!
Por la tarde alrededor de las 16 horas teníamos una cita con los habitantes de la isla en una especie de plaza donde habían montado un escenario para celebrar el festival de arte y cultura de Karabane. Ese día disfrutaríamos de varios eventos que habían organizado: una demostración de la danza diola, la lucha tradicional senegalesa y por la noche conciertos y un poco de disco.
Fuimos un rato a la playa para hacer tiempo pues el comienzo del espectáculo se retrasó un poco. Cuando volvimos a la plaza encontramos unos banquitos de madera y unas sillas para sentarnos. Éramos los primeros en llegar y al momento entraron un montón de niños que algunos se sentaron junto a nosotros y otros directamente encima nuestro.
 
CON LOS NIÑOS MIENTRAS ESPERÁBAMOS EL COMIENZO DEL ESPECTACULO.
 
De nuevo la cámara de fotos atraía la curiosidad de los más pequeños y querían constantemente ya no solo ser fotografiados sino ponerse detrás del objetivo y disparar como auténticos reporteros.
 
NOS LA HIZO UN PEQUEÑO REPORTERO.
NICKY
PIERO, TODO UN MODELO.
 
 
Se empezaron a escuchar unas voces femeninas que salían de la barraca que teníamos justo a nuestras espaldas. La puerta se abrió y aquellas voces su unieron para formar la canción de la presentación de la danza. Automáticamente me pasaron como un flash todos los documentales de África que he visto, aún lo recuerdo y se me pone el vello de punta. Seguidas de las mujeres salieron los hombres vestidos y adornados posiblemente con lo primero que pillaron, lo que si que tenían en común la mayoría era que les colgaban de la parte trasera de los pantalones unos pañuelos de colores muy vivos. Algunos de ellos llevaban como instrumento unos palos, otros sin embargo tenían en las piernas atadas unas latas oxidadas que al agitarlas hacían sonido, deduzco que dentro llevarían unas piedrecitas. En medio del corrillo un hombre aporreaba suavemente un enorme instrumento cuyo nombre desconozco. El conjunto de la representación de la danza diola era realmente precioso. Suerte que yo estaba escondida detrás de mis gafas de sol y apenas se podían ver los lagrimones que corrían por mis mejillas...si hay algo que amo en esta vida es conocer, sentir y vivir con otras culturas y lo que estaba experimentando en ese momento no tiene ni precio ni palabras. Simplemente maravilloso. 
 

Una vez acabado el baile los presentadores del evento dieron paso a los combates de lucha tradicional senegalesa. No recuerdo exactamente el numero de combates pero si que recuerdo que fueron bastantes y duraban poco tiempo. La lucha tradicional senegalesa consiste en derribar al oponente. Este será eliminado cuando la cabeza o alguna parte trasera del cuerpo toca el suelo. Normalmente no es un cuerpo a cuerpo agresivo y esto hace que a los que no nos gusta la sangre disfrutemos de algo tan identificativo como una lucha tradicional. Me di cuenta que había viajado a Senegal con las hormonas por las nubes pues volví a "enamorarme". Esta vez fue de un luchador que eliminaron en la primera ronda. Como en todo juego hubo un ganador y un segundo premio. El primero se llevó a casa un saco de 20 kilos de arroz y el segundo 5 litros de aceite.


El siguiente número no nos resultó nada interesante, un grupo de jóvenes hizo una demostración de kung fu mientras el maestro de los chavales reproducía unos sonidos extraños en el micrófono. No entendíamos porque hicieron ese número si no tiene nada que ver con Senegal...optamos por marcharnos.
Cuando llegamos de nuevo al campamento nos pusimos a lavar ropa, nos duchamos y bajamos a cenar. Hicimos un poco de tiempo después de la cena para luego regresar al mismo lugar de la tarde. Por el camino nos guiábamos por la música que se oía porque si llega a ser por las calles lo llevábamos claro. Ni una sola luz daba cobijo a esa pequeña isla, suerte que mi linterna y yo éramos inseparables y algo podíamos ver. Lo que también nos cuestionamos entre todos es que como era posible que los habitantes de Karabane pudieran llegar a los sitios sin ver absolutamente nada...estarían acostumbrados.
Llegamos a la plaza, pedimos una ronda de cervezas y nos pusimos discretamente a un lado cerca del escenario para poder verlo todo con detalle. Actuaba un cantante que como modelo podría ganarse la vida pero como cantante dejaba mucho que desear, sin embargo el número que vino después estuvo genial. Encima del escenario un grupo de hombres tocaban los djembes con muchísimo ritmo. Abajo otro grupo de bailarines representaban una historia sobre la vida y la muerte. Ellos vestían unos trajes peculiares de hojas secas de palmera y ellas unas camisetas y pantalones normales. Ellos eran pura energía. Ellas la auténtica sensualidad africana. El espectáculo fue muy bonito y daban ganas de unirte a ellos aun sabiendo que un toubab solo haría el ridículo allí en medio. Cuando acabó salió otro chico a cantar pero el cansancio estaba empezando a remitir y lo mejor sería ir a descansar... mañana será otro día.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario